martes, noviembre 18, 2008

Como un disparo en la nuca. Sostengo el revolver que me llevará a la perdición. Hace 7 días lo cargué, hace 7 días también pedía perdón. Como escudero llevé la mentira, mas no fue por desdicha, ni tan siquiera por capricho, pero de barro cargaba sacos de inhibición. Rezaba a un lar que la protección llevara a mi hogar; ingenuo tonto y atrevido, pues sabía que aquella divinidad no me la traería si yo no la quería.

Anoche y más allá, la fortuna me recordó que nuestros actos nos delatan y en su reitero nos lapidan. Pero el afán de superar toda esa banalidad, me lleva a creer que algún día seré como siempre dije y quise ser.

El error te machaca, el error te martilla, ¡es hora de despertar! Que no todo lo codiciado es factible, y que siempre lo será. Dilema y contraposición de merecida redención.

domingo, noviembre 02, 2008


Hay tantísimas cosas de las que no nos damos cuenta. Todo pasa mientras tu estabas frotándote los ojos para ver mejor. Y cuando los estás abriendo aun necesitas unos segundos para fijar la vista.

Con una mano sostienes las gafas, con la otra un pañuelo. ¿Qué ocurre cuando tiznan ese pañuelo? Es más, ¿qué ocurre cuando graduan esas gafas? Son preguntas opuestas que se complementan en su respuesta. En algun momento te desharás de esas baratijas oculares y verás la cantidad de mierda que se ha vertido sobre tu pañuelo. Solo te queda lavar y frotar, frotar hasta desmenuzarlo y cerciorar cruelmente que la tinta chorreó como borbotones de sangre.