domingo, noviembre 28, 2010

INQUINA PATERNA


"En su lecho de muerte se da lugar a la valoración de su asquerosa vida. Porque un hijo de puta es un hijo de puta hasta la sentencia..."

Es tan triste no saber si llorar o maldecir. Ni siquiera debería estar aquí, pero algo más hondo me hizo venir. Los veo a todos, caras de sufrida indiferencia, la peor hipocresía que no me atrevo a juzgar, pues a riesgo de ser formal, o tan solo un patán, me incluyo en ella, ya que sin pena ni gloria en esta banqueta quebradiza me hallo. Ese chirriar me enerva, miro con toda mi furia al niño que no para de balancearse y que con su juego vil y malintencionado inunda toda la sala del espíritu que allí se vela. Espanto intenso al reconocer sus facciones pues no son otras que las heredadas de la misma herencia mía.

Sé que ese chico es mi hermano, pero solo su nombramiento, sería un fin sangriento. La verdad que no es dicha, no por mala es menos buena, ya que para el corazón engañado el evitar la contienda, no es sino un favor y no una condena. Condena sí es su vida, hecha ahora ceniza, tras el yacer de parte del alma mía. Mas si se va, váyase y no vuelva, que estoy aquí para asegurarme de que no trascienda ni tan siquiera su idea. No es odio gratuito, ni lamento fortuito el que arrienda estas palabras envenenadas que no fueron ni una tercia de letales como fue su empresa. Al olvido me relegó lo que no es su pena, mas su calavera abomino, e imploro su desdicha eterna. Pero no es eso lo que nuestros valores nos enseñan, el respeto, el amor y el perdón viéranse en las más familiares escenas, pero la rotura de estas levanta un fulgor que el mejor recuerdo quema y el peor reserva para su póstuma vida.

Miro su cara, ahora brillante, pálida y tersa. Hace tanto frío que mi estancia ante su estampa se hace escalofriante, o puede que sea ahora que en reposo eterno lo veo que mi alma tirite, mi mente se espante y mi corazón se encoja en un puño. Los adolezco a todos ellos.

Recuerdo cuando mi admiración hacia ti era el sonreír de tus canas. Y tú siendo cruel, villano y deshonesto hacías de mi filial primigenia mis delicias. Aún me acuerdo papá, perdona que te llame así después de tanto tiempo, lástima que no me dejaras hacerlo mas que ahora en tu lecho, tu empeño en hacer de mí una persona con criterio, pero el humo de los bares, la ginebra y la ebriedad no eran sitios para un niño pequeño. Con nueve años te ví gritar, saltar de alegría, beber, fumar y destrozar la tuya y nuestras vidas. Y cada día que me recogías anhelaba que fuera distinto, que el hado se diera un garbeo por tu sinrazón y tu desdeño, pero siempre era sueño y regresaba a mi casa creyendo que era mi mal genio, el berrinche de un mancebo que sin pausa ni freno estallaba en lágrimas cuando no eras partícipe de mis ojos y sus destellos. Soñaba y soñaba con la mirada perdida. Sollozaba estimando certera que era cosa fortuita, azarosa o más incluso cosecha de esta cabeza mía.

Pero no tienes perdón de Dios. La muerte te maldiga como ahora ya sin vida y en vida, tu familia, tu mujer y tus hijos clamaron por tu purgatorio, que sin yo creer en la santa iglesia rezo por ellos y por mí, que si hubiera infierno dantesco fueras tú prisionero de sus tormentos, que más daño que hiciste a nadie deseo. Véngate todo junto para dar fin al ciclo kármico, que de otro lado sería tu castigo. Véngate también éste, que victorioso no quedes como tantas ocasiones en vida hiciste.

Renunciaste a una vida acomodada para vivir del engaño, el cuento y la estafa, tan solo por pedir mi madre lo que legítimamente le pertenecía, pero ni un mendrugo de pan, ni la ropa puesta, ni mencionar las tejas, baldosas y paredes que eran nuestro sustento, tu moral tuvo la decencia de soliviantar. Dejaste tu trabajo y tu empeño, para evitar la ley que vestía nuestros cuerpos, para ser el ser ruin que roba y engaña, que manipula y traza su vivir del cuento, su malicia, nuestro detrimento... Sangre de tu sangre a la que ahora escupo. Renuncio a tus apellidos pues en mí pesan como haber cargado el cadáver de tus recuerdos, putrefacto, vil y oxidado, hedor de sufrimiento aderezado de tormento.

Tu madre y la mía, víctimas de tu furia consentida por un sistema que no parece nuestro. Controversia de la verdad y la mentira que dos vidas soterra tu maestra inquina. Salerosas, saboreando el día a día sin esperar la muerte de tu impía maestría. Mi mente saturada de gritos, tortas y amenazas, la pureza de su alma desterrada, obligada a vagar por el recuerdo de sus hijos, de su vida pasada, pues no tuvo futuro, y no mas conoció a su verdugo del que la única promesa, oculta sorpresa, que aguardaba era la consecuencia de su ira, su frustración y su locura.

Con tan solo cuarenta años vio su sangre correr, despertaba ahora del letargo que tanto daño le hubo hecho. Imagino que fue solo una milésima de segundo, su dolor concentrado en la agonía de dejar ya este mundo en tan tremebundo acto de soberbia. Ahí acababa su sueño del que ahora tu te desprendes. Lo cargaste en tus hombros hasta hoy, el fin de tus días.

Me gustaría poder decir que el que te mató fui yo. Tal acto inhumano sería la deserción de mis lamentos. O quizás sea la Banshee que, mejor que yo no hubiera quebrantado tus oídos con el estertor de mis quejidos. O incluso el látigo que por la eternidad tu espalda flagela ¿Dáste cuenta de mis palabras? ¿ Que por qué ahora te rindo cuentas? Trato de saldar la afrenta que desde el día de mi existencia, mi difunta madre me acometió. Soy la maldad de tu maldad, la bondad de mis reproches, la liberación de la mentira y tu más temida ira. Hoy sin ponerlo en tu conocimiento has sabido que si existe tu alma vine para cobrarla, que a quien pronta muerte diste hoy y tarde lo que ya no es tuyo reclama. Sufras pues el tormento en tu otra vida, viva hoy tu alma desdichada en este cuerpo que engendraste, que la muerte no dé parte de tu deserción a la vida, que ya robaste la mía y no descanses hasta que expires tu falta, hasta que el crepúsculo dé redención a tu alma.

miércoles, noviembre 24, 2010

Panorama laboral


Por si no sabías que salidas tenía tu carrera...