lunes, mayo 29, 2006

Maestro Sabina

Es difícil explicarle a los amigos, cuando tienes 14 años, que te gusta Joaquin Sabina. Quizás a esa edad no puedes explicar lo que sientes al oírle, pero ya va despertando tu curiosidad. Aquel ritmo simpático de "El blues de lo que pasa en mi escalera" ha comenzado a marcarte.

Mi caso fue ése, y seguro que no soy el único. En 1.994 cuando cogí el CD que estaba en el salón de casa.Ésta boca es mía comencé a disfrutar de aquellas canciones de Joaquín. Pronto descubrí que Ruido, Incluso en éstos tiempos, A mis cuarenta y Diez, y un largo etcétera me encantaban, aunque no comprendía bien el significado de sus letras…

Fui creciendo con sus discos, y a medida que pasaban los años comprendía mejor sus letras, aunque no llegaba a descifrar esa maraña de sentimientos y letanía. A base de golpes -como el propio Sabina-, aprendí por qué escribía lo que escribía. Escribir a lo que queda después de la pasión escribir a las cosas que nos rodean, e ironizar sobre el destino (que como el dice, es un maricón).

Llegaron los 16 años y ya tenía todos los cd’s de Joaquín Sabina (gracias a la inestimable colaboración de mi madre, a la que se los devolveré algún día). Si bien parecía seguir yendo contracorriente por gustarme quien me gustaba, yo sabía que iba por buen camino.

Joaquin Sabina es un poeta formidable, que se inspira en la tristeza de César Vallejo, en la simplicidad aparente de Neruda, en Miguel Hernández, y un largo etcétera. Asi mismo, hoy en día muchos artistas se inspiran en Joaquin Sabina, queriendo tener ese estilo urbanita y humanista que tanto lo caracteriza.

Joaquin Sabina es el rey de la improvisación y para mí la persona que me ha marcado la vida por que desde que le oigo la veo como él, de lo cual me alegro. Imagino que no soy el único al que le pasa, por eso existe esta comunidad, Para doctorarnos en Joaquin Sabina.

Éste extracto sacado de la pagina, www.joaquinsabina.net, habla de chicos como yo, y como muchos otros de los que alguna vez, al decir que simpatizas con su música, amigos se han extrañado e incluso burlado. Al leerlo un gran entusiasmo recorrio mi cuerpo, pues me siento identificado con éste artículo. Si no habeis logrado escuchar su música, haganlo pues no se arrepentirán.


2 comentarios:

  1. Aquí en mi caso fue mi padre el que me inculcó el gusto por aquellas rimas que me evocaban a una figura misteriosa que escribía compulsivamente mientras un cigarro torcido se consumía lentamente en un sucio cenicero y cerca aguardaba un vaso pequeño y de base plana con algun líquido que olía a rayos.

    Pero en esta canción aún no se le notan los años a Sabina. Aunque la sabiduría y los pelos de punta le acompañan en sus rimas más tempranas. POngamos que hablo de Madrid:

    "Allá donde se cruzan los caminos,
    donde el mar no se puede concebir,
    donde regresa siempre el fugitivo,
    pongamos que hablo de Madrid.
    Donde el deseo viaja en ascensores,
    un agujero queda para mí,
    que me dejo la vida en sus rincones,
    pongamos que hablo de Madrid.
    Las niñas ya no quieren ser princesas,
    y a los niños les da por perseguir
    el mar dentro de un vaso de ginebra,
    pongamos que hablo de Madrid.
    Los pájaros visitan al psiquiatra,
    las estrellas se olvidan de salir,
    la muerte viaja en ambulancias blancas,
    pongamos que hablo de Madrid.
    El sol es una estufa de butano,
    la vida un metro a punto de partir,
    hay una jeringuilla en el lavabo,
    pongamos que hablo de Madrid.
    Cuando la muerte venga a visitarme,
    que me lleven al sur donde nací,
    aquí no queda sitio para nadie,
    pongamos que hablo de Madrid".

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