El artista

El artista. Esa persona bebedora, fumadora, en camino de la locura existencial, con una percepción fina y cruda a la vez que supera cualquier otra de tal modo que evidencia nuestras faltas y nuestra admiración. ¿Quién no ha querido ser esa persona que es capaz de mojar a una dama con el simple vibrar de sus labios? ¿O esa que es capaz de trastocar una vida con tan solo un fugaz pensamiento bien decorado, que se advierte nuevo y fresco para nuestro mundano deleite? Cada día me lo planteo, quiero ser esa persona, ser alimento de buitres como el que soy yo ahora. Ser la carroña que asista a otros seres que caen en la misma bajeza mía. Quiero ser pasto de sus críticas tiranas, de sus mortecinas alabanzas. Y alimentar así sus egos, hacer que crean en la individualidad de sus sentimientos. Que crean que lo que valen es algo más que lo pude valer yo, que mi anhelado arte fuera precursor de los suyos, de su superación. Estoy en el otro lado, pero avanzo cada día un poco más para confrontarme con personas como la que soy yo ahora.